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La carboxiterapia es un procedimiento médico estético que implica la aplicación de dióxido de carbono (CO2) gaseoso en la piel mediante pequeñas microinyecciones. Este gas es conocido por sus propiedades vasodilatadoras y su capacidad para mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos.

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Durante la sesión se utiliza un dispositivo especializado para administrar de manera precisa el CO2 en las áreas específicas del cuerpo que se desean tratar.

Las microinyecciones se aplican bajo la piel, donde el gas actúa para aumentar el flujo sanguíneo y estimular el metabolismo de las células grasas.

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Uno de los principales objetivos de la carboxiterapia es reducir la grasa localizada y la celulitis. El aumento de la circulación sanguínea ayuda a eliminar los depósitos de grasa y toxinas, lo que puede resultar en una apariencia más suave y tonificada de la piel, además, la carboxiterapia también puede ser efectiva para mejorar la apariencia de estrías, cicatrices y para rejuvenecer la piel al estimular la producción de colágeno y elastina.

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El procedimiento en general es poco doloroso, aunque algunos pacientes pueden experimentar una sensación de picazón o calor leve durante la aplicación del gas. La duración del tratamiento y el número de sesiones necesarias varían según las necesidades individuales del paciente y los objetivos del tratamiento, pero generalmente se recomiendan varias sesiones para obtener resultados óptimos.

Después del tratamiento, es posible que los pacientes experimenten enrojecimiento, hinchazón o sensibilidad leve en el área tratada, pero estos efectos secundarios suelen desaparecer rápidamente.

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La carboxiterapia se utiliza para tratar una variedad de condiciones estéticas, incluyendo celulitis, estrías, flacidez de la piel, ojeras, y acumulación de grasa localizada. También se emplea para mejorar la elasticidad de la piel y para tratamientos de rejuvenecimiento facial.

Al inyectar CO2 en el tejido subcutáneo, el cuerpo responde aumentando el flujo sanguíneo y el oxígeno en la zona tratada. Esto mejora la regeneración celular y la producción de colágeno, lo que contribuye a una piel más firme y saludable. Además, el CO2 ayuda a descomponer las células grasas, lo que puede reducir la grasa localizada y la apariencia de la celulitis.

La carboxiterapia puede causar una sensación de incomodidad o presión en la zona tratada durante la inyección, pero no suele ser dolorosa. La mayoría de los pacientes describen la sensación como un leve hormigueo o picazón, que desaparece poco después del tratamiento.

Cada sesión de carboxiterapia dura entre 15 y 30 minutos, dependiendo de la extensión de la zona a tratar y de las necesidades individuales del paciente.

El número de sesiones varía según la condición que se esté tratando y los objetivos del paciente. Generalmente, se recomiendan entre 6 y 12 sesiones, realizadas una o dos veces por semana, para obtener resultados óptimos.

Los resultados pueden comenzar a ser visibles después de las primeras 3 a 4 sesiones, pero los efectos más significativos suelen apreciarse al final del ciclo completo de tratamiento. Los resultados mejoran progresivamente a medida que se avanza en las sesiones.

La duración de los resultados varía según el tipo de tratamiento y el estilo de vida del paciente. En general, los efectos pueden durar varios meses, especialmente si se mantiene una dieta saludable y se realiza ejercicio regularmente. Se pueden realizar sesiones de mantenimiento para prolongar los resultados.

Los efectos secundarios de la carboxiterapia son generalmente leves y temporales e incluyen enrojecimiento, hinchazón, y sensibilidad en la zona tratada. En raras ocasiones pueden aparecer pequeños hematomas, estos efectos suelen desaparecer en pocas horas o días.

No se requieren preparativos específicos antes de una sesión de carboxiterapia, aunque es recomendable mantenerse bien hidratado. Es importante informar al especialista sobre cualquier condición médica o medicamento que se esté tomando para evitar complicaciones.

Después del tratamiento, es recomendable evitar la exposición al sol y las actividades físicas intensas durante al menos 24-48 horas. También se aconseja beber abundante agua para ayudar a eliminar el CO2 del cuerpo más rápidamente.

Sí, la carboxiterapia es segura cuando es realizada por un profesional cualificado. El CO2 utilizado es un gas natural que el cuerpo produce y elimina de manera natural. No obstante, como con cualquier tratamiento, es importante acudir a un especialista experimentado para minimizar los riesgos.

Un buen candidato para la carboxiterapia es alguien que busca mejorar la apariencia de la celulitis, las estrías, la flacidez de la piel, o reducir la grasa localizada. El candidato debe estar en buen estado de salud general y tener expectativas realistas sobre los resultados.

Sí, la carboxiterapia se puede combinar con otros tratamientos estéticos, como la mesoterapia, la radiofrecuencia o el láser, para mejorar los resultados. Sin embargo, es importante coordinar estos tratamientos con tu especialista para evitar cualquier interferencia entre ellos.

La carboxiterapia no está recomendada para personas con insuficiencia respiratoria, enfermedades cardíacas graves, infecciones activas en la piel, trastornos de coagulación, o mujeres embarazadas. También debe evitarse en pacientes que han tenido episodios recientes de trombosis venosa profunda o embolia pulmonar.

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